El domingo 10 de marzo haciendo caso omiso de las predicciones de lluvia, cinco aguerridos caminantes nos dimos cita en las puertas de Itálica para recorrer juntos los más de 18 kilómetros que nos separaban del Parque Porzuna. Previamente en dicho parque habíamos dejado un vehículo y Manolo Espejo nos había hecho el favor de trasladarnos al punto de inicio.
Tras un animado desayuno y después de despedirnos de nuestro compañero que se dirigía al punto de partida de otra ruta emprendimos nuestro camino, que en su primera parte coincidía con el camino de Santiago que parte de Sevilla.
Nuestro recorrido pronto se convirtió en un periplo por la rica historia de esta zona, pues en poco trecho pasamos del Teatro Romano de Itálica al monasterio medieval de San Isidoro del Campo, dejando a nuestra derecha la tartésica colina del Carambolo y cuando alcanzamos la corta del río Guadalquivir pudimos observar al otro lado lo que queda de las construcciones de la Exposición del 92.
El río bajaba bastante crecido y en algunos puntos amenazaba con invadir el camino donde nos encontramos con grandes charcos y muy embarrado al principio, pero una vez alcanzada la pasarela de Camas estaba más seco y pudimos caminar con menor dificultad por un bonito bosquete en galería hasta el puente de hierro.
Alcanzamos los restos del antiguo embarcadero de mineral de las minas del Cala que se encuentra al pie de San Juan y tras realizar una breve parada para reponer fuerzas nos dirigimos a Gelves primero por el río y luego cruzando a la altura de la Hacienda de Simón Verde para coger a media ladera la cornisa del Aljarafe hasta el centro del pueblo. Tras pasar a la altura de la iglesia nos encaramamos a un punto elevado donde hay unas antenas y desde donde pudimos disfrutar de unas panorámicas espectaculares de Sevilla.
Terminamos nuestra aventura por la cañada del arroyo Porzuna para reunirnos con gran satisfacción con los compañeros que ya habían llegado al Parque Porzuna desde otros puntos y que abarrotaban la sala de exposiciones donde atendimos a las intervenciones que se fueron produciendo. La verdad es que la participación fue muy numerosa a pesar de que el tiempo no estaba muy seguro.
Muchas gracias a Lola, Pepe y María Luisa por su valentía por acompañarme y animarme a realizar la ruta a pesar de no tenerlas todas conmigo por la inseguridad del tiempo y especialmente a Inma y a Elena (que al final no pudo estar con nosotros) por su colaboración en la preparación de la ruta.
Y sobre todo quiero agradecer a Manolo Espejo por su labor, su constancia, su empuje sin el que no hubiera sido posible la realización de este encuentro senderista y por el trazado de la ruta que nos perfiló y que me ha servido para conocer unos rincones tan maravillosos y tan cercanos.
Cuando se te olviden los malos momentos que hayas podido tener, que se que alguno habrá habido, y te entren ganas de organizar otro lío como este, ya sabes que cuentas con mi colaboración.
Luis.
