CRÓNICA COMIDA DE VERANO
Por Mª Mercedes Soler
Organiza: Manolo Llanes
Participantes: ruta 6 – comida 24
Km. Ruta: 17
Una vez más hemos hecho la comida de verano en el Batan de las Monjas, veinticuatro compañeros batolíticos hemos podido disfrutar del entorno, de la convivencia y de la comida, (no todo va ha ser andar, andar y comer bocadillos) una vez al año va bien cambiar la rutina, la verdad que el día ha sido muy agradable, con el encuentro de compañeros que por diversas causas hacía tiempo que no compartíamos jornadas con ellos, el lugar no puede ser más idílico debajo de un avellano, junto al rio, donde poder compartir un día de relax, con una compañía excelente y una comida de lujo,( ¡que bueno el chorizo y el queso, y no digamos de las aceitunas y el arroz!) detrás de cada uno de estos alimentos había una persona, le podemos decir al chorizo y el queso “Quintina” las aceitunas “Fani” muchas gracias a las dos por colaborar, el arroz salió de lo más exquisito, todos comimos y bebimos lo que quisimos y disfrutamos del momento de confraternidad.
Hay que ver que he empezado la crónica con la comida, y el fin de semana ha sido más que eso, el viernes, 6 batolitos compartimos una ruta nocturna especial, empezamos a caminar en el área Recreativa del Molino del Corcho que todavía era de día, subiendo por el camino viejo de la estación hasta Cazalla, con intención de cenar en la población, al ser pocos, nuestro Presi se ofreció a que fuéramos a su casa a cenar, la gentileza de Fani, su mujer, hizo que dejáramos los bocadillos en la mochila, y compartimos una suculenta cena, elaborada por ella, ¡ tortilla, ensaladillas variadas, embutido y cervecita fresquita, que después de la subida a Cazalla y el calor reinante fue de agradecer!, una cena para recordar por la compañía y por la hospitalidad. Después de engrasar nuestros músculos, continuamos ya de noche con nuestra ruta. No se que palabras usar para describir tan bonita ruta, la noche, a pesar de que no había luna llena que nos alumbrara el camino, fue una noche especial con un cielo estrellado digno de ver y una gran suerte poder disfrutarlo, ( cuando se observa tanta belleza no puedes pasar sin pensar en el privilegio que tienes de poder disfrutar de ello, ¡cuantas personas hay que no pueden hacerlo!), nuestro compañero y vicepresidente Manolo Rodriguez Espejo, trajo un puntero laser de gran potencia, que nos ayudo a la hora de que nos explicaran él y Luis las estrellas que estábamos viendo, nunca había visto la vía láctea, bueno tampoco sabía como era, como la vimos y la disfrutamos esa noche, una buena ruta, preciosa y que todos los participantes la disfrutamos con satisfacción y placer, después de pasar por la Cartuja de Cazalla y la finca de la Quinta enfilamos el arroyo Castillejo hasta llegar al punto de partida en Área Recreativa del Molino del Corcho, sobre las tres de la madrugada, nos recogimos todos a esa hora a descansar y prepararnos para recibir al resto de compañeros al día siguiente.
Y aquí vuelvo a retomar la convivencia del sábado, después de recoger algunos compañeros que llegaban en tren, y en espera de que la paella estuviera terminada nos fuimos todos a las cascadas del río Hueznar, un clásico también, allí un par de intrépidos batolitos se bañaron, el resto lo pasamos de lo lindo viendo las caras de frío que ponían, el paseo fue de lo más agradable, mucho calor, ya que ayer el día estuvo caluroso, pero al llegar al camping y al rincón donde comimos se nos olvido el calor, el único calor que existió, (otro clásico en batolitos) fue el humano.
Quiero remarcar también, que la jornada nos permitió disfrutar de la compañía de nuestro querido Pepe Cuenca y de el “cuñao” Fernando Manglano, a los que seguimos echando de menos en nuestras salidas, en esta ocasión nos han acompañado junto con su familia, es un orgullo para todos el poder compartir unos instantes al año con ellos.
Una vez más, hemos pasado una buena jornada, esto sólo es el anticipo de lo que nos queda por compartir. Os deseo a todos unas buenas vacaciones y deseo seguir compartiendo con todos, muchas más rutas y convivencias.
Mª Mercedes Soler