2003-11-29 ALAJAR - MADROÑEROS - ALAJAR

 ALÁJAR, LINARES DE LA SIERRA-MADROÑEROS-ALÁJAR

29 de Noviembre de 2003

      A las ocho de la mañana, en la rotonda del puente del Alamillo 26 batolitos entre veteranos y nuevas incorporaciones, Elena, Susana y Luis Martin, German, Javi Muñoz, Sete, Rafael de Quinta, Celia, Antonio Caro, Juan Pedro, Macarena, Maria, Vicki Rives, Lola Pérez, Pastora II, León, Elena, Alfonso, Inma Moron, Joaquin Rubio, Rafa, Mari Luz, Lola, Alfonsito, Pepe Cuen y Luis; nos citamos para cumplimentar la caminata correspondiente al mes de noviembre que esta vez discurrirá por la sierra de Aracena.

         Después de los saludos y presentaciones correspondientes nos repartimos entre los vehículos, y partimos dirección Aracena. Primera parada: Arroyo de la Plata, desayuno con tostadas y café. Reparto de mapas con la ruta (que después nos perdemos).      Segunda parada: mirador de la peña. Un verde paisaje de colinas onduladas se extiende ante nosotros hasta donde alcanza la vista.

      Tercera parada: Peña de Arias Montano. Visitamos la Ermita y desde el mirador a nuestros pies contemplamos Alájar con su iglesia y sus estrechas calles empedradas. Compramos castañas.

     Llegada a Alajar. Uno de los coches se ha “extraviado”, y lo que es peor sus tres ocupantes. Primera regla del estatuto de los batolitos incumplida: no pierdas de vista nunca a tu guía. Tras una intensa búsqueda por parte de nuestro secretario aparecen finalmente y el grupo empieza su andadura.

    En un suave y constante ascenso y tras atravesar castañares, pinares y algún que otro arroyo crecido con las últimas lluvias, culminamos en el puerto de Linares. Después una abrupta bajada (algunos miembros del grupo suspiran de alivio porque la ruta no se haga en el otro sentido) y alcanzamos un remanso de un arroyo, acondicionado por la Agencia de Medio Ambiente y donde un cartel explicativo indica algunas especies que se pueden encontrar por allí (¿nutrias?).  Así y en un constante descenso llegamos a los alrededores de Linares. Desde el camino observamos una preciosa vista de la villa con las huertas y el pueblo en segundo plano.

     Entramos en el pueblo por el camino del cementerio “el camino de Todos” según está escrito en el muro de enfrente del camposanto y accedemos a la plaza de la Iglesia. Desde allí podemos ver la plaza del pueblo que en las fiestas se convierte en ruedo y donde han triunfado los mejores toreros de España según nos cuenta un paisano. Entre el graderío se encuentra un inmenso alcornoque centenario que aparte de dar sombra, en otro tiempo extendía sus ramas sobre la plaza y al que más de un torero tuvo que encaramarse para librarse de las astas del toro.

      Bajamos por las calles empedradas del pueblo y nos encontramos con la fuente y el lavadero, donde reponemos el agua de nuestras cantimploras.

       Salimos de Linares en dirección Madroñeros, cruzamos el puente sobre la ribera y en continuo ascenso por una antigua calzada romana llegamos a la finca Marilozana, dedicada a la cría del cerdo en montanera, donde podemos ver el perfecto estado de nuestra cabaña de ibéricos (¡qué buenos jamones¡ piensa más de uno).

    Tras un paso algo más comprometido por un arroyo crecido por las lluvias, llegamos a la dehesa que forma parte de la finca y es la parte más agreste del camino, donde se mezclan el castaño, la encina y el pino.

      Después de un leve descenso alcanzamos los alrededores de la aldea de  Madroñeros, en otros tiempos abandonada y hoy día poblada por veraneantes y algún que otro turista extranjero encantado por la belleza del lugar. Hay que destacar que el único acceso posible es a pie pues no hay carreteras que comuniquen la aldea.

    Tras una breve parada frente a la pequeña iglesia, emprendemos la subida a Alájar donde está previsto nuestro almuerzo. Allí comida y discursos de nuevos miembros se suceden. El compañero De Quinta agradece al “presi” el haber encontrado un nuevo concepto de “kilómetro” y de los términos “cuestita”, “repechito”...

    Nos dirigimos a Aracena en busca de café y los riquísimos pastelitos de Rufino, como ya es habitual en nuestras excursiones por estas tierras. Nuevos discursos entre los que hay que destacar el del compañero Juan Pedro que recoge en verso el espíritu de agradecimiento que la Junta Directiva espera de los nuevos miembros. (“esas seis figuras blancas en la loma” que nos ha llegado al corazón).

     Recogida de firmas de los asistentes y entre risas y saludos, despedida con la promesa del próximo encuentro.

       Luis A. García Porras
       El Tesorero.