2010-01-16 ESTACION-CAZALLA-ESTACION

POR EL CAMINO VIEJO DE LA ESTACION DE CAZALLA A CAZALLA DE LA SIERRA Y VUELTA POR LAS LADERAS.

16-01-2010

   El pasado sábado 16/01/10 a las 08.15h Agustín Ramos esperaba en la estación de Utrera. Era la hora convenida pero a diferencia de la ocasión anterior esta vez no estaba solo; hasta allí se habían desplazado, además de él –cito por orden alfabético-: Ángela y Antonio Menacho, Charo Hurtado, Chelo Peña, Cuqui Fdez, Lola Cadenas, Mari Luz Cuenca, Paqui García Durán y un servidor. Compramos billete hasta la estación de Cazalla, aunque había que hacer trasbordo en Santa Justa. Allí mismo se incorporaron al grupo ocho amigas y amigos más, se trataba de Andrea Falla, Delia Herrero, Loli Puerto, Manolo Yanez, Matilde Campos, Mercedes Mulero, Pepe Cañero y Quintina Falcón; en total dieciocho humanos.

   El viaje en tren fue distendido, amenizado por algunas bebidas espirituales que harían su aparición varias veces a lo largo de la jornada. La vista del Guadalquivir desbordado entre Tocina y Villanueva del Río era impresionante, “iba hasta las manillas” como dice mi amigo Menacho. También durante el viaje algunos afortunados pudimos ver – hay que llevar el alma atenta, como se dice en la bíblica de unos viajeros que conozco – hasta tres ciervos y un jabalí entre El Pedroso y el arroyo San Pedro.

   Puesto pie a tierra en la estación de Cazalla-Constantina nos invadió la sensación de cierto bochorno con mucha humedad pero sin frió, la temperatura apuntaba que acompañaría la jornada. Desde allí nos dirigimos hacia el Área Recreativa Molino del Corcho, sin llegar a entrar en la misma, en este primer recorrido se aprecian los estragos de las crecidas del Rivera de Huéznar sobre las orillas del mismo. Las grajillas del viaducto de Castillejo emitían alborozados graznidos al vernos –yo al menos también me alegré de verlas a ellas-, mientras un solitario arrendajo entonaba su cántico que parecía desafiar al coro de grajos. El arroyo Castillejo bajaba alegre por su valle con un caudal de agua más que importante.

   El primer impulso nos situó en las inmediaciones de lo que los Batolitos llaman “El Asiento del Señor Presidente”, en honor a Alfonso García Veiga. Por esos alrededores llamaban la atención diferentes puestas de insectos - desconozco cuales – de distintos tamaños y colores que bien pudieran confundirse con algunos líquenes u hongos. La aparición de las primeras setas acaparan la atención de los fotógrafos, alentados por el amigo Cuqui. Continuamos ahora por el tramo más duro del recorrido, una subida un tanto exigente que se prolonga a lo largo de unos 1500 m y que damos por finalizada unos metros antes de una cancela; que tras cruzarla y al poco de ello nos permite visitar, apartándonos menos de un centenar de metros del camino, la bonita Fuente del Cortijo barriga.

   La senda continua encajonada, en este tramo se aprecia el hermoso valle que queda a nuestra izquierda y una muestra de los otrora afamados viñedos de Cazalla. Unas ovejas con sus corderillos, otras aun preñadas, resaltaban sobre el verde de la pradería. Tras beber agua en la Fuente de La Malena la vía toca su máxima altitud antes de llegar a la Villa de Cazalla, que ya se deja ver. Así entre ruscos, setas, espinos, endrinos, escaramujos y otras muestras vegetales típicas de setos, además de los terrenos de labor, llegamos a las 13.15h hasta el pueblo.

   Aquí el grupo se dividió en dos partes -“siempre ha habido ricos y pobres”-, unos comieron con “enterismo” en “el bar Huevo” y otros sus bocatas en el Parque del Judío, aunque sin perdonar la cervecita en “el Litrón”.

   A las 15.00h habíamos quedado en la Plaza Mayor, frente a la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de Consolación, tras saludar a los compañeros Yaye y Manuela, nos reunimos y buscamos la salida del pueblo por la Fuente del Chorrillo, iniciando la vuelta por el camino de Las Laderas.

   Caminando dejamos atrás un par de eras, pausadamente disfrutamos del entorno. De esta forma llegamos hasta la Fuente del Alamillo; exuberante, rompiendo aguas como nunca antes la había visto. Pequeño intervalo de tiempo para reagrupamiento y tras pasar el portillo del Cortijo de Raimundo acometemos el descenso hasta el Valle; cada cual a su ritmo, con más o menos destreza.

   Pasamos la porqueriza que da inicio al valle de Las Laderas. Las escorrentías se suceden dejando ver espectaculares cascadas de agua en las laderas norte y sur que delimitan nuestro paso. Justo antes de cruzar el paso a nivel nos hacemos la foto de grupo y tras ella nos dirigimos hasta el Puente de los Tres Ojos, sobre el Huéznar.

   Luego hubo dos opciones: una ir directamente hasta la cantina de la estación, para cafelito o similar en espera del tren y otra visitar la isleta interior del Área Recreativa Molino del Corcho. Hubo de todo, al final los dieciocho nos reencontramos de nuevo en la estación para ocupar un vagón del tren que nos devolverá hasta Sevilla. Ocho quedan ahí mientras los otros diez cambian de tren hasta Utrera.

   Antes de terminar la crónica quiero agradecer las mágníficas fotos de los afamados fotografos: Pepe Cañero, Agustín Ramos y Antonio Menacho que satisficieron las peticiones de todos los participantes y especialmente de nuestro incipiente micólogo Cuqui; al que agradezco que haya encendido una nueva inquietud en mi persona.

   De todos modos muchas gracias a todos por hacer fácil la convivencia en estos caminos de la sierra. Salud.

Pepe Cuen….,
…éste que lo es.
En Utrera, a 19 de enero de 2010.