CRÓNICA DE LA RUTA BOTÁNICA A GRAZALEMACRÓNICA DE LA RUTA BOTÁNICA A GRAZALEMA En esta ocasión, el tiempo quiso enseñarnos cómo son las cosas en un pinsapar; la ida fué soleada y la vuelta mojada. Al empezar la ruta nos dieron la bienvenida los blancos Antéricos, que Boisser descubrió y dió nombre. La subida por el pinar de Rodeno con Jara blanca y Aulaga, está jalonado por pequeños hallazgos botánicos; el Erodio recoderi de flores rojas y pétalos manchados (en peligro de extinción), el azulón Jacinto, el Argirolobio o hierba de la plata, los Afilantes o junquillos floridos, el Ornitogalo o leche de gallina, la amarilla Linaria de cáliz plano, el Cerastio de Gibraltar, un Narciso y una Violeta ambos de pétalos amarillos... En las rocas; Saxifragas, Heliantemos, Sedos, Carraspiques, Arabis de flores cárdenas... y una rareza que Boissier dedicó a su amigo Prolongo; el Jonopsidium prolongoi. Y sobre todos, imponiendo su delicada belleza, la Orquídea mascula. El Puerto de las Cumbres era un gamonal florido con fondo serrano. En el prepinsapar el dueño era el Majuelo; florido, pujante y colonizador. Tambien el Erizón quiso enseñarnos su flores azules y la ubícua Aulaga las suyas amarillas. El Agracejo con botones florales y Endrinos y Rosales muy remolones en la floración. El Mostajo lo vimos con las flores aún cerradas y el Arce de Montpellier con sus incipientes sámaras aladas. Más adelante, el Heléboro nos anuncia el pinsapar y ya en él, es la Adelfilla la eterna compañera del Pinsapo. Vegeta éste en bosque denso, vigoroso y con clara regeneración en los claros, creando un cierto ambiente "alpino" entreverado con el Quejigo mediterráneo. De vuelta, atravesamos el pinsapar lloviendo, que es lo suyo. Mojados y cansados pero contentos, caemos en la cuenta, de lo que ya sabíamos: sin lluvia no hay Pinsapos. Joaquín Santana. |