VILLANUEVA DEL RIO Y MINAS - MUNIGUA 

 

26-Diciembre-2009

   El sábado 26/12/09 cuando a eso de las 08.15 h llegué a la Estación de Utrera tan solo esperaba Agustín para acometer la ruta. Partimos los dos hacia Villanueva del Río y Minas haciendo trasbordo en Santa Justa. Allí esperaba Manolín “el Alemán” y al poco se incorporaron Pilar y su hija Elisa para tomar ya los cincos el cercanías hasta Las Minas.

   El tren partió, puntual, a las 09.20 h; las vistas del cielo prometían una tregua de lluvias y clemencia pues con los viandantes. Al pasar el Guadalquivir después de Tocina entrevimos que las escorrentías de la sierra llevarían mucha agua.

    A las 10.10 h poníamos pie en tierra firme y antes de abandonar Villanueva pudimos tomar un café en el único bar de la zona, el Andalucía, otros días cerrado a estas horas. De tal manera a las 10.30 h estábamos cruzando el Rivera de Huéznar por el puente más alto de los dos habilitados al tráfico rodado y a peatones. El otro puente quedaba oculto bajo la fuerza de las aguas. A la derecha el impresionante viaducto y debajo de él la espectacular unión de los cauces del Huéznar y el Tomohoso.

   Tomando el Cordel de El Pedroso nos dirigimos hacia la barriada de San Fernando y tras ella pasamos entre los terrenos ocupados por reses bravas; eso sí protegidos por alambrada, por la Finca Quitapesares hasta sobrepasar la vía del tren. Dejamos atrás también el Pinar de San Fernando y a partir de aquí y de un pequeño olivar fueron apareciendo setas, con muchas vaguadas, el saludo de un tren a su paso junto al carril que llevamos, el canto de algunos sapos y el matorral mediterráneo que va ganando presencia hasta que a partir del Apeadero de Arenillas se transforma en clara dehesa.

   Caminamos entre las encinas y alcornoques del cortijo El Fijo, desde donde se ofrecerán vistas de los contrafuertes en la parte trasera de Munigua. Llegando hasta el arroyo Tomohoso frente el que se encuentra la puerta de entrada al recinto romano. Del riachuelo me temía, así le comenté a Agustín a primera hora, que vendría bastante crecido. Así era, pero no fue suficiente eso para amilanarnos; aquí iniciamos el episodio épico de la jornada. Primero saltamos la alambrada que quedaba a la izquierda y buscamos el mejor sitio para cruzar, llegándonos el agua hasta casi las rodillas. Como el lugar de procedencia es un grado importante los sevillanos inteligentemente se descalzaron y los utreranos, más embrutecidos, cruzamos “con las botas puestas”. Después tras luchar con algunas zarzas y tamujos, pasar otro regajo temporal muy crecido y la alambrada, que volvía a situarnos en el camino y frente a las puertas del recinto de Manigua. Este imprevisto supuso un retraso de más de una hora.

   Son másde las 13.30 h cuando llegamos al pié del Santuario y el Municipium Flavium Muniguense siendo recibidos por Joel, sobrino del mítico guarda de Munigua Manuel Cantos Siles “Quini”, que nos acompaño durante la visita a las ruinas. Tras esto el cielo comenzó a oscurecerse mientras las ganas de comer afloraban.

   Tras salir de Mulva paramos en los primeros batolitos que encontramos para comer allí, con morcilla y vino blanco incluidos. A las 15.30 h retomábamos camino a la vez que aparecía la lluvia que nos acompañó por espacio de media hora. Tras el chaparrón el cielo se aclaró y dejó ver un azul intenso tras una clara y limpia atmósfera, la luna lucía espectacularmente nítida.

   No tardamos en llegar a la Casa de la Palmilla, donde tras alambrada vino a recibirnos una cierva que hace las veces de mascota. Poco después estábamos junto a la Casa de Mulva donde eran dos ciervas y un ciervo quienes se dejaban ver. El venado incluso recibio comida de la mano de Elisa. El calor fue notable durante toda la jornada llegando a verse incluso un gran galápago en una charca. Vimos también muchos conejillos que huían a nuestro paso, Cerdos, vacas, toros, caballos, perdices y otros animalillos completaron la muestra faunística.

   Ya solo quedaba descender para tras pasar bajo el viaducto y sobre los ríos Tomohoso y Rivera de Hueznar llegar de nuevo a Villanueva, poco después de las 17.30 h, para tomar un nuevo café en el Bar Andalucía. Allí completamos un agradable rato de tertulia antes de subir hasta la estación, donde Agustín nos regalo con una copita de sol y sombra mientras esperábamos al tren; que llegó para partir a las 19.35 h hasta Santa Justa en donde quedaron Pilar, Elisa y Manolín. Continuando camino hasta Utrera Agustín y un servidor.

Pepe Cuen…,
…éste que lo es.
En Utrera, a 27 de diciembre de 2009