2009-11-07 IGUALEJA.PARÁUTA.CARTAJIMA-IGUALEJA

7 DE NOVIEMBRE DE 2009.

 IGUALEJA-PARAUTA-CARTAJIMA-IGUALEJA.

 

La ruta estrella de este otoño sería este año por los castañares del Havaral que es como también se conoce a la parte alta del valle del Genal. Quedamos a las 7:15 para salir puntualmente a las 7:30 de Sevilla, y es que el madrugón era necesario, dada la lejanía del paraje que íbamos a visitar, de nuestro cuartel sevillano. Así que una vez hecho los repartos del personal entre los coches disponibles partimos raudo hacia nuestro destino.

 

El desayuno, dado el tamaño que la familia batolítica ha alcanzado en sus salidas, y para mayor agilidad, cada uno lo hizo con sus compañeros de vehículo donde creyó conveniente, aunque, por la fuerza de la costumbre muchos coincidimos en las ventas que están a la altura de Algodonales.

 

El día amaneció gris y conforme pasábamos Ronda observamos que la lluvia había hecho acto de presencia durante la noche. Llegamos a Igualeja entre nubes que se fueron disipando anticipándonos el día radiante que nos esperaba.

 

El aparcamiento del Nacimiento de Igualeja estaba inusualmente al completo cuando llegamos y es que nuestros amigos de “Pasos Largos”, con los que nos cruzaríamos durante la ruta, habían dejado allí sus coches para la ruta de regreso.

 

Una vez informados de las recomendaciones para la ruta por nuestro presidente y organizador “Pepe Cuen”, me puse a la cola del grupo, como era mi menester en esta ocasión. No se hizo esperar la primera pérdida de contacto con la cabecera ya que unas batolitas aprovecharon que todavía estábamos en el pueblo para ir al baño, y es que el frio de la mañana daba pie a ello. Tras preguntar a medio pueblo si habían pasado por allí los que iban delante y subir algunas rampas de gran dureza a ritmo inadecuado (después del tan reciente y copioso desayuno) conseguimos agruparnos de nuevo ante una piara de cochinitos, ante la cual se había parado el grupo, que aunque todavía no llevaban la manzana en la boca más de uno ya se los imaginaba de esa guisa .

 

La vereda subía por la loma de Igualeja, repleta de castaños que ya amarilleaban, pero todavía no habían alcanzado el color cobrizo en sus hojas por las elevadas temperaturas que estábamos teniendo este otoño.

 

Una vez alcanzado el punto más alto y como siempre que pasa esto, tocaba bajar, para cruzar el arroyo de los “Granaos” el cual vadeamos por un puente. Y de nuevo, como será la tónica general en esta ruta nueva subida.  La dureza de las primeras rampas hizo que alguna miembra del grupo se sintiera mal, y en este caso los walkies aportados por Antonio fueron de gran ayuda, comunicando a la cabeza del grupo la necesidad de bajar el ritmo para esperar al grupo rezagado que iba acompañando a la compañera.

 

Después de una corta bajada y otra subida (otra más) entramos en Parauta, no sin antes maravillarnos ante el inmenso porte de la enorme encina Vallecillo símbolo de este pueblo, y de la que su primer dueño, al que debe su nombre, dejó escrito en su testamento que no se le cortasen sus ramas, y así parece que ha sido por el tamaño tan fenomenal que ha alcanzado.

 

         Paramos a las puertas de la Iglesia en unos asientos de piedra para tomar un tentempié y el agua, necesaria después de tanta subida. Pasear por Parauta es todo un lujo con sus calles estrechas del más puro trazado morisco y sus blancas casas.

 

         Salimos  en dirección a Cartajima, que se veía al frente, con los imponentes y grises Riscos por encima y por debajo la mezcla indescriptible de colores de un otoño poco avanzado, pero que ya se dejaba sentir por estos parajes.

 

Aunque Cartajima se sitúa al frente solo un poco por encima de donde nos encontramos, no sería tan fácil llegar, pues el camino vuelve a bajar, para luego subir de nuevo.

 

Pasamos por la fuente Nueva, con una bonita arcada y flanqueados por castaños de gran porte. Al final del descenso en el cruce del arroyo de los Granaos y del arroyo Algorma, al pasar por el puente que lo cruza observamos bastantes peces en sus limpias aguas.

 

Y como ya estábamos abajo, pues nada, otra vez a subir en dirección a Cartajima. La pendiente es considerable y solo es aliviada por el encuentro con unos chiquillos que nos mostraron unos boletus que habían recogido en los castañares y que eran de un tamaño descomunal. A la entrada del pueblo nos recibe el enorme castaño Arena. No quedó claro si eran cuatro o cinco o  las personas que fueron necesarios para rodearlo, pues el grupo que participó en el experimento no se terminaba de aclarar si habían sido cuatro, cinco o seis, si lo habían abarcado en su totalidad o no…  Qué le vamos a hacer. Los batolitos somos así.

 

En el pueblo nos encontramos con nuestros amigos de Pasos Largos que venían de Pujerra haciendo su travesía anual por el Valle del Genal y que estaban comiendo repartidos por una de las calles del pueblo. Venían dirigidos por el Rafael Flores, presidente de la asociación Pasos Largos, socio de batolitos y uno de los mejores conocedores de estos parajes y sus caminos. No en vano es el autor del magnífico libro “Valle del Genal. Guía del Excursionista”, de donde he tomado muchos datos para este resumen. Desde aquí mi homenaje y admiración para tan magnífico senderista y mejor persona.

 

Y allí tuvo lugar también nuestra comida. Más de 120 personas entre batolitos y pasos largos comimos en las calles de Parauta en grata amistosa compañía. Si tenemos en cuenta que el pueblo tiene poco más de 200 habitantes… pues eso que casi tomamos el pueblo.

 

Los amigos de Pasos Largos, salieron antes pues todavía tenían que pasar por Parauta para llegar a Igualeja. Sorprendente la capacidad de Rafafló para movilizar a tanta gente en tan poco tiempo.

 

Una vez cumplimentados los menesteres del condumio salimos hacia Igualeja descendiendo por el camino que antes de comer habíamos subido, pero con mejor cuerpo y fuerzas renovadas. Llegamos de nuevo al cruce de arroyos donde encontramos un abejorro de grandes dimensiones, algo inusual en este tiempo, quizá fruto de las inusualmente altas temperaturas que por el calentamiento global estamos experimentando.

 

Ahora tocaba superar el más duro repecho de la jornada. Cruzamos el arroyo, por donde mejor pudimos y subimos campo a través por una dura pendiente, cada cual a su ritmo hasta llegar a una casetilla blanca de donde partía un carril. Ascendíamos entre castaños por los zig-zags que efectuaba al carril. A nuestros pies las riberas de los arroyos Algorma y de los Granados que habíamos dejado atrás presentaban una variada gama de colores otoñales. Enfrente arriba, el pueblo de Cartajima con los riscos y la mole de la Cancha Armola a su derecha y por debajo primero la encina y luego el castaño dominaban el terreno, con la luz del atardecer resaltando sus colores. Alcanzamos de nuevo la cuerda de la Loma de Igualeja para bajar hacia el pueblo del mismo nombre, primero por un carril y luego por un estrecho sendero de gran belleza que discurre entre paredes de piedra.

 

Entramos en Igualeja dejando a nuestra derecha el rio Genal y atravesando el pueblo, nos dirigimos al nacimiento donde nos encontramos con la cabecera del grupo de nuestros compañeros de Pasos Largos. Y en este bonito paraje del nacimiento del Genal donde damos por finalizada una magnífica ruta por este bello rincón de Andalucia.

 

Batolitos… Al monte¡¡

Luis A. García