Hola, Manolo.
Las montañas permanecen impertubables al paso del tiempo, y siempre nos esperaran.
El cielo gira sobre nosotros, siempre igual y siempre diferentes, esperando que levantemos la mirada.
El que no haya alguien contemplándolos, no los hace menos bellos.
Afortunados aquellos que tienen un momento para dedicarles, unos ojos para verlos y un corazón para apreciarlos, porque serán un testigos de momentos no accesible a todos.
Desde el coche disfrutáste de un bonito espectáculo, y pensaste que te hubiera gustado compartirlo con los compañeros, pero ya habrá otros momentos.
En breve tenemos una vespertina, que ojalá coincida con la berrea, aunque lo veo dificil dado el retraso de las lluvias. De todas manera, será otra buena ocasión, que ofrecemos a los compañeros, de poder ver aquello que el cielo nocturno de la ciudad oculta cegado por las luces y la contaminación.
De todas formas, seguro que la ruta sustitutoria os deparó buenos momentos.
Parece que asistieron nuevos compañeros. Cuenta que tal fué.
Me he acordado mucho de vosotros. Me hubiera gustado ir, pero ya sabes que mi hijo ha estado fastidiado, y hay prioridades. Afortunadamente está mejor.
Un abrazo,
Manolo R. Espejo